martes, 16 de abril de 2013

Prejuicio

Hoy vamos a hablar de las fuentes emocionales del prejuicio.
Aunque el prejuicio está alimentado por situaciones sociales, los factores  emocionales con frecuencia echan leña al fuego; la frustación puede alimentarlo, lo mismo que los factores de personalidad, como las necesidades de estatus y las tendencias autoritarias.
El dolor y la frustación con frecuencia evocan hostilidad. Cuando la causa de nuestra frustación es desconocida, con frecuencia redirigimos nuestra hostilidad. Este fenómeno se llama " agresión desplazada", los objetos de esta agresión varían.
Un famoso experimento de Miller y Bugelski ( 1948) confirma la teoría de " la cabeza de turco",
Una fuente de frustación es la competición. Cuando dos grupos compiten por puestos de trabajo, vivienda o prestigio social, la consecución del objetivo por parte de un grupo puede convertirse en la frustación del otro.La teoría del conflicto del grupo realista sugiere que  el prejuicio surge cuando los grupos compiten por recursos escasos.
Las mecesidades emocionales que acontribuyen al prejuicio predominan en la " personalidad autoritaria".
Siendo niños, las personas autoritarias con frecuencia fueron estrictamente disciplinadas. Supuestamente esto les llevó a reprimir sus hostilidades e impulsos y a " proyectarlos" en los grupos marginados.
Formas diferentes de prejuicios ( hacia los negros, gays y lesbianas, mujeres, ancianos, personas obesas, enfermos de sida, sintecho...) tienden a coexistir en los mismos individuos.
Por el contrario, aquellos que tienen una orientación más comunal o universal ( que ven las semejanzas de las personas y asumen los derechos humanos universales de los que disfrutan " todos los hijos de Dios") están más dispuestos hacia la acción positiva y a aceptar a los que son diferentes.

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